HORA TERCIA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: AL SEÑOR CONFESAMOS, ¡ALELUYA!
Al Señor confesamos, ¡aleluya!
En la hora de tercia a la mañana
se llenaron los suyos de esperanza,
y lejos de la noche y de la duda
salieron con la llama y la palabra.
Al Señor adoramos, ¡aleluya!
Han marcado sus pies nuestros caminos,
marcó su nombre el nombre de los siglos,
y en la tierra su voz cual voz ninguna
convoca seguidores y testigos.
Al Señor esperamos, ¡aleluya!
Y ahora celebramos al Viviente,
a Jesús victorioso de la muerte;
acéptanos, oh Cristo, cual liturgia
de gloria que ganaste y a ti vuelve. Amén.
SALMODIA
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
Salmo 118, 49-56
Recuerda la palabra que diste a tu siervo,
de la que hiciste mi esperanza;
éste es mi consuelo en la aflicción:
que tu promesa me da vida;
los insolentes me insultan sin parar,
pero yo no me aparto de tus mandatos.
Recordando tus antiguos mandamientos,
Señor, quedé consolado;
sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu voluntad;
tus leyes eran mi canción
en tierra extranjera.
De noche pronuncio tu nombre,
Señor, y velando, tus preceptos;
esto es lo que a mí me toca:
guardar tus decretos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 52 - NECEDAD DE LOS PECADORES
Dice el necio para si:
«No hay Dios.»
Se han corrompido cometiendo abominaciones,
no hay quien obre bien.
Dios observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.
Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.
Pero ¿no aprenderán los malhechores
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?
Pues temblarán de espanto,
porque Dios esparce los huesos del agresor,
y serán derrotados,
porque Dios los rechaza.
¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de lsrael!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 53, 3-6. 8-9 - PETICIÓN DE AUXILIO
¡Oh Dios!, sálvame por tu nombre,
sal por mi con tu poder.
¡Oh Dios!, escucha mí súplica,
atiende a mis palabras:
porque unos insolentes se alzan contra mi,
y hombres violentos me persiguen a muerte
sin tener presente a Dios.
Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario
dando gracias a tu nombre, que es bueno;
porque me libraste del peligro
y he visto la derrota de mis enemigos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.
LECTURA BREVE Cf. Hch 4, 11-12
Jesús es la piedra que desecharon los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular; en ningún otro se encuentra la salud, y no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.
V. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
R. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.
ORACIÓN
OREMOS,
Dios todopoderoso, haz que sepamos anunciar al mundo la victoria de Cristo resucitado y, ya que nos has dado la prenda de su obra redentora, concédenos llegar a poseer plenamente los dones prometidos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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