Laudes
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era. Aleluya.
HIMNO
Mirad qué aposentadores
tuvo la divina cámara:
verdín por tapicerías
y por cortinajes zarzas.
Pobre, desnudo, sin fuego,
quien con fuegos nos abasta,
está aquí el Niño. Un pesebre
de humildes bestias por cama.
Ved, puro Amor, que sois fuego
y estáis sobre un haz de pajas.
La Virgen, llanto en los ojos:
a incendio tal, tales aguas.
José, que goza y que gime
agridulces de naranja,
riéndose ya ha quedado
dormido bajo su capa. Amén.
O bien:
Era pobre y silenciosa,
pero con rayos de luz;
olor a jazmín y a rosa
y el Niño que la alboroza:
es la casa de Jesús.
Un taller de carpintero
y un gran misterio de fe;
manos callosas de obrero,
justas manos de hombre entero:
es la casa de José.
Había júbilo y canto;
ella lavaba y barría,
y el arcángel saludando
repetía noche y día:
«Casa del Ave María.»
Familia pobre y divina,
pobre mesa, pobre casa,
mucha unión, ninguna espina
y el ejemplo que culmina
en un amor que no pasa.
Concede, Padre, Señor,
una mesa y un hogar,
amor para trabajar,
padres a quienes querer
y una sonrisa que dar. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Los padres de Jesús solían ir todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua.
Salmo 62, 2-9
EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Ant. Los padres de Jesús solían ir todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua.
Ant. 2. Jesús iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
Cántico Dn 3, 57-88. 56
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR
Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5).
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Jesús iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
Ant. 3. Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía de él.
Salmo 149
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio).
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Ant. Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía de él.
LECTURA BREVE Dt 5, 16
Honra a tu padre y a tu madre; así se prolongarán tus días y te irá bien en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que fuiste obediente a María y a José.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
Ant.Ilumínanos, Señor, con los ejemplos de tu familia, y dirige nuestros pasos por el camino de la paz.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Benedictus Lc 1, 68-79
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
El versículo Gloria al Padre se dice al final de todos los cánticos, a no ser que se indique lo contrario.
PRECES
Adoremos a Cristo, Hijo del Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana, y supliquémosle, diciendo:
Señor Jesús, tú que quisiste ser obediente, santifícanos.
Oh Jesús, Palabra eterna del Padre, que quisiste vivir bajo la autoridad de María y de José,
— enséñanos a vivir en la humildad y en la obediencia.
Maestro de los hombres, que quisiste que María tu madre conservara en su corazón tus palabras y tus acciones,
— enséñanos a escuchar con corazón puro y bueno las palabras de tu boca.
Oh Cristo, tú que creaste el universo y quisiste ser llamado hijo del artesano,
— enséñanos a trabajar con empeño y conciencia en nuestras tareas.
Oh Jesús, que en el seno de tu familia de Nazaret creciste en sabiduría, estatura y gracia ante Dios y los hombres,
— concédenos crecer siempre en ti, que eres nuestra cabeza.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Gracias a Jesucristo somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir: Padre nuestro.
Oración
Dios, Padre nuestro, que has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, concédenos, te rogamos, que, imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
Dicha la oración conclusiva, se termina con la bendición.
En el rezo individual o en una celebración comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice:
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.